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jueves, 27 de octubre de 2011

Destinos Turisticos


Como cada año, la guía de las guías, “la” Lonely Planet, ha publicado su propia lista de los 10 mejores destinos turísticos para el 2010.
Ya sean lugares con gran potencialidad, o destinos ya instalados en el gusto del viajero,demos un repaso a la propuesta de esta guía con la cual podremos coincidir totalmente, en parte o en casi nada.
También recordemos algunos posts que sobre estos destinos hemos dejado en Diario del Viajero. Para ello sólo tendrás que hacer click sobre el nombre del destino y se abrirá la página con toda la información del mismo. Recuerda que puedes participar agregando tu comentario allí mismo y votando el destino según tus preferencias.
Asimismo encontrarás enlaces a fotos y vídeos que ampliarán tu visión sobre todos estos lugares del mundo que te proponemos hoy.


El Salvador
Alemania
Grecia
Malasia
Marruecos
Nepal
Nueva Zelanda
Portugal
Surinam
Estados Unidos


lunes, 17 de octubre de 2011

¿QUE PODEMOS ESPERAR DEL AGOTAMIENTO DEL PETRÓLEO?



El petróleo, durante el siglo XX, ha sido el gran aliado material del capitalismo y, por ende, del sistema de dominación social. En consecuencia, y dado el carácter finito de este recurso, está destinado a convertirse también en su gran punto de debilidad estratégica. Esto constituye en esencia el carácter ambiguo y frágil de la organización económica mundial. No se puede ignorar que pueblos y civilizaciones anteriores agotaron atolondradamente elementos y bienes materiales que hacían posible su forma de existencia. Las enormes deforestaciones de siglos precedentes, la existencia de grandes regiones erosionadas, dan testimonio de ello. Pero el petróleo, como en algunos aspectos el carbón, ha permitido una apropiación novedosa de la naturaleza al hacer posible una movilidad sin restricciones. Esta movilidad hizo posible que las industrias de transformación pudiesen disponerse de forma heterogénea con respecto a las fuentes de materias primas, que el comercio mundial y las comunicaciones lograsen una integración impensable en épocas anteriores, que se expandieran sin límites las areas de inversión y recuperación del capital, que el radio de actividad diaria de un sólo individuo se ampliase a la escala del planeta. El petróleo ha sido la condición material por la cual se ha intentado lograr la desmaterialización de todo lo que condicionaba antaño la economía. Esta desmaterialización no tiene por base sino las enormes redes de transporte, la agricultura industrial motorizada y la proliferación de materiales de síntesis: sobre esta base ha podido constituirse la economía global de servicios, con las grandes urbes como nodos donde se concentra el poder y desde donde se gestionan las inversiones y la alocación de los recursos. En las áreas urbanas de occidente ha podido crecer este tipo de empleo subsidiario, de gestión y de dirección, y de los servicios técnicos que les son imprescindibles, creándose sectores de la actividad completamente aislados de la producción de alimentos y de recursos primarios como el agua y los combustibles. Esta extensión de la producción desmaterializada es, obviamente, una ilusión sostenida sobre el control policiacio y militar de la energía y las materias primas del planeta, donde el conocido despilfarro energético no es su mero efecto perverso, sino la condición indispensable para que este sistema pueda perdurar.
Los derivados del petróleo han modelado la vida económica de occidente: su mundo material está levantado sobre la movilidad y la mecanización, sobre los materiales de sustitución y las industrias petroquímicas, sobre la especulación del oro negro y el culto del automóvil.
La dependencia de este recurso energético ha seguido una escala inquietante desde el fin de la Primera Guerra Mundial, moviendo los hilos de la llamada geoestrategia y provocando tensiones inéditas. Por lo demás, su aplicación masiva al transporte, la agricultura y las industrias de transformación, han puesto estas actividades fuera de toda racionalidad ecológica, lo que convertirá el siglo XXI en un paso angosto, tal vez infranqueable, para la especie humana. Todo lo dicho anteriormente no dejan de ser evidencias. Lo que viene a continuación hace referencia a las opiniones y análisis sobre el inminente, al decir de algunos, agotamiento del petróleo barato.
Desde mediados de los años noventa, ha crecido la inquietud sobre esta cuestión, en especial desde las aportaciones realizadas por geólogos como Campbell, Lahèrrere, Deffeyes, etc., No discutiremos aquí tanto la validez de sus afirmaciones, lo que quedaría fuera de nuestra capacidad, como las implicaciones que el agotamiento o escasez del petróleo puedan tener en nuestras perspectivas de transformación social.

Mediatizados como estamos por la difusión de opiniones parciales e interesadas, y dado lo dificultoso que es dar con una inteligencia que pueda unificar todas las informaciones y factores que intervienen, ¿cómo podríamos nosotros aceptar sin más la inminencia sobre el agotamiento del petróleo? Dejamos a otros, mejor dotados o más audaces que nosotros, la ardua tarea de especular sobre la evolución futura de la industria petrolera, pero indudablemente no por ello renunciemos a la reflexión de lo que el fin del petróleo podría suponer para nuestras aspiraciones colectivas.
La cuestión central que este breve ensayo quiere plantear es la siguiente. El petróleo ha sido el flujo que ha movilizado la economía occidental durante más de un siglo. Muchas voces se levantan hoy para anunciar que la producción petrolera está cercana a su culmen y que a partir de ahí, el precio del crudo se encarecerá a tal punto que necesariamente asistiremos a una crisis energética, dañándose gravemente el comportamiento económico de todo el planeta. Las consecuencias, de producirse este hecho, serían sin duda grandiosas y espectaculares. Pero lo que nos interesa aquí es dilucidar si la caída más o menos acelerada del régimen petrolero abre una brecha para nuevas posibilidades sobre las que reconstruir una sociedad autónoma, radicalmente diferente a la que conocemos. En efecto, más allá de una cierta inquietud ecologista, empeñada en una transición sostenible que nos lleve a una futura sociedad de energías limpias y ciudades radiantes, lo que nos incumbe es analizar de qué manera estos discursos proecológicos ocultan cuestiones de mayor calado, como por ejemplo, de qué modo podemos retomar la presunta crisis energética que se avecina para subvertir el modelo de cultura material y de distribución del poder que hoy delimitan nuestra forma de vida. En suma, la caída de un régimen energético pujante y poderoso como es el de los hidrocarburos ¿encierra alguna posibilidad por mínima que sea de debilitamiento del sistema de dominación? Responder apresuradamente a esta cuestión, sea en un sentido o en otro, significaría ignorar su complejidad. De momento, extenderemos la cuestión de forma más detallada.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Piedras preciosas



Piedras Preciosas
Diamante

Esmeralda

Zafiro

Rubi


Piedras Semipreciosas
Agata
Aguamarina
Amatista
Amazonita
Ambar
Ametrino
Andalucita
Apatita
Aventurina
Azurita
Berilo
Calcedonia
Charoita
Cinnabar
Circonita
Citrino
Cornalina
Crisobela
Crisocola
Crisoprasa
Cuarzo
DiopsidoDrusaDrusa titanio
FluoritaGranateHeliodoroHematite
HemiformitaIndicolitaIolitaJade
Jaspe dalmataJaspe sanguineoKunzitaLabradorita
LaspislazuliMalaquitaModavitaMoisanita
MorganitaNefritaObsidianaOjo de tigre
OnyxOpaloPeridotoPerla
Piedra de arenaPiedra del solPiedra lunaPirita
PrasiolitaEsmeralda rojaRubelita ojo de gatoRubelita
RutiloEscapolitaSimimalita - ojo gatoSodalita
Piedra sol - OregonSpectrolitaSugilitaTextita
TopacioTurmalinaTurquesaUnakita